LA MISERIA DE LAS COSAS: DIMITRI VERHULST
Lengua de Trapo
“A las tres semanas tío Herman volvió a casa con cinta adhesiva en la cara y atufando a hospital. Lo mantenían de una pieza con una impresionante cantidad de puntos y le había pedido a todas las enfermeras que le firmasen la escayola que llevaba en la pierna izquierda. Enfermeras guapísimas, según él, y les había prometido un ramo de flores a todas y cada una de ellas por haberse pasado tres días pegadas a su cama susurrándole bonitas palabras al oído, algo que al parecer hacían con todos los enfermos en coma. Solo así recuperaban las ganas de vivir. Y fíjense si no en nuestro Herman, que se despertó del coma y fue recibido como un héroe. Porque se había convertido en el campeón mundial, por supuesto. Después de superar por tres litros y ochenta centilitros el anterior récord mundial de beber cerveza, se metió en su coche resueltamente, a pesar de que apenas se tenía de pie. El pub en pleno vio estupefacto cómo tío Herman lograba abrir la portezuela del vehículo y, milagrosamente, acertaba a meter la llave en el contacto. Cuando arrancó el motor y salió a la calle más o menos en línea recta, se convencieron de estar ante unos de los bebedores más notables de todos los tiempos, alguien que no había conquistado el récord mundial por casualidad. A los pocos minutos, tío Herman ya estaba en la autopista, en dirección contraria, aunque por pocos segundos. El choque debió ser brutal.
A pesar de la cantidad inhumana de alcohol en la sangre y a pesar de la grave infracción de tráfico, lo que juntos bastaban para retirarle el carné de conducir de por vida, su acompañante de seguros lo indemnizó completamente por el accidente y le pagaron hasta el último céntimo de los gastos de hospitalización y la factura del taller de reparación. Se empotró de frente, típico del tío Herman, contra un coche robado y, un mes más tarde, le concedieron encima una medalla en el ayuntamiento por haber ayudado a desarticular una banda de delincuentes que llevaban meses buscando sin éxito. Él, por su parte, salió despedido por el cristal delantero al ritmo de la música de Roy Orbison, que había estado sonando a todo trapo durante su carrera suicida, y decidió que haría un hijo y le pondría Roy para dar gracias por el milagro de la vida.”
Arriba la segona novel·la publicada en castellà de l’autor de Hotel Problemski, Dimitri Verhulst, titulada La miseria de las cosas (Lengua de Trapo, 2012), un sever retrat sobre els inadaptats i les dificultats per entendre’s amb els altres, fent èmfasi en les relacions amb la família. L’autor viatja a la seva infància, quan ell i el seu pare es muden a casa de la seva àvia, amb els seu tres oncles. Els Verhulst són durs de pelar, són excessivament seus, i no toleren ni respecten res que no tinguin previst per ells mateixos. Les quantitats d’alcohol que ingereixen accentua encara més aquesta complicada perspectiva de la vida, sobretot pels que conviuen amb ells. Amb gran sensibilitat, coratge i credibilitat, Dimitri Verhulst s’endinsa en la seva infància, amb la dificultat que això suposa per un adult, amb la intenció d’entendre la seva pròpia existència, i de pas, ajudar al lector a reflexionar sobre les decisions, dificultats i vicissituds que finalment donen forma a la vida d’un adult. A La miseria de las cosas no hi manca un àcid sentit de l’humor, un grapat de personatges entranyables, tot un cúmul de situacions increïbles i reals, com no, la perícia narrativa d’un d’aquells autors que entreté aprofitant tot el potencial que se li suposa a la literatura, que com totes les arts, han de servir per molt més que per un simple passatemps. Dimitri Verhulst és un d’aquells autors que això ho té ben clar, i d’aquí, una obra com La miseria de las cosas.