Com tots sabem, fa uns dies Barack Hussein Obama II va anunciar la mort d’ Usāma bin Muhammad bin `Awad bin Lādin, és a dir, d’ Osama Bin Laden a mans de l’equip 6 dels Navy Seals, grup d’homes que a més de fer 100 flexions i 100 abdominals en 2 minuts i de córrer 2,5 km en menys de set minuts, i que resulta ser una unitat tan secreta que ni són reconeguts oficialment.
Hi ha hagut una sèrie de reaccions després de donar-se a conèixer la notícia, des de la de Bernard Henri-Lévy, on ve a dir que els terroristes del món i els talibans han rebut una lliçó, que és molt complicat jutjar què es va fer amb el cadàver de Bin Laden i la conclusió de que Pakistan és un dels indrets més perillosos del planeta, fins la de Noam Chomsky, que és la que ens quedem per reflexionar sobre aquest tema i l’actitud que hi ha davant i darrera de l’actuació dels EUA:
Noam Chomsky: Mi reacción ante la muerte de Bin Laden
“Está cada vez más claro que la operación fue un asesinato planeado, que violaba múltiples normas elementales de las leyes internacionales. Parece que no hubo el menor intento de atrapar a la víctima sin daños, como presumiblemente hubieran podido hacer 80 comandos que no encontraron apenas oposición excepto, según dicen, por parte de la esposa, que arremetió contra ellos. En las sociedades que tienen algún respeto por la ley, los sospechosos son detenidos y llevados a un juicio justo. Hago hincapié en “sospechosos”. En abril de 2002, el jefe del FBI sólo podía decir que “creía” que la trama había sido incubada en Afganistán, aunque puesta en práctica en los Emiratos Árabes y Alemania. Lo que sólo era una sospecha en abril del 2002, es obvio que no podía saberse con seguridad 8 meses antes, cuando Washington rechazó las ofertas hechas por los talibanes (como de serias no lo sabemos, porque fueron rechazadas instantáneamente) de extraditar a Bin Laden si se les presentaban pruebas, cosa que supimos pronto, Washington no tenía. O sea que Obama estaba simple y llanamente mintiendo cuando dijo, en su declaración de la Casa Blanca que “pronto supimos que los ataque del 11-S fueron perpetrados por al Qaeda.”
No ha salido nada serio desde entonces. Se habla mucho de la “confesión” de Bin Laden, pero eso es casi como mi confesión de que gané la maratón de Boston. Fanfarronea de lo que considera un gran logro.
Hay también mucha discusión en los medios sobre la rabia de Washington porque Pakistán no entregó a Bin Laden cuando casi seguro que elementos del ejército y las fuerzas de seguridad estaban al tanto de su presencia en Abbottabad. Se habla menos de la rabia paquistaní porque los EEUU invadieran su territorio para perpetrar un asesinato político. El sentimiento antiamericano ya es bastante alto en Pakistán, y estos sucesos sirven para exacerbarla. La decisión de tirar el cuerpo al mar está ya, predeciblemente, provocando a la vez rabia y escepticismo en el mundo musulmán.
Deberíamos preguntarnos cual sería nuestra reacción si comandos iraquíes aterrizaran en el rancho de George W. Bush, le asesinaran y tiraran su cadáver al Atlántico. No hay controversia en decir que sus crímentes exceden con mucho a los de Bin Laden y no es un “sospechoso” sino claramente el “decididor” que dio las órdenes para cometer “terribles crímenes internacionales distintos a otros crímenes de guerra, que contienen dentro de sí la maldad acumulada del conjunto (citando al Tribunal de Nuremberg) por los que fueron colgados los criminales nazis: los cientos de miles de muertos, millones de refugiados, la destrucción de la mayoría del país, el amargo conflicto confesional que ahora se ha extendido al resto de la región.
Se pueden decir más cosas (el terrorista de la cubana 455 Orlando) Bosch, que acaba de morir en paz en Florida, con la “doctrina Bush” de que las sociedades que albergan terroristas son tan culpables como los propios terroristas y deberían ser tratadas en consecuencia. Parece que nadie se ha dado cuenta de que Bush estaba pidiendo la invasión y destrucción de los EEUU y el asesinato de su criminal presidente.
Igual que con el nombre, Operación Gerónimo. La mentalidad imperialista es tan profunda en la sociedad occidental que nadie nota que están glorificando a Bin Laden al identificarlo con la resistencia valiente contra los invasores genocidas. Es igual que ponerles a las armas nombres de las víctimas de nuestros crímenes: Apache, Tomahawk… Sería como si la Luftwaffe hubiera llamado a sus aviones “Judío” y “Gitano.”
Hay mucho más que decir pero incluso los hechos más obvios y elementales deberían darnos mucho que pensar.”
© 2011 Noam Chomsky